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Introducción |
Los formatos cinematográficos son los medios empleados por los cineastas para que la imagen y el sonido de las películas lleguen hasta las salas cinematográficas. Están comprendidos no sólo por las cámaras que se utilizan en los rodajes, sino por el conjunto de accesorios de las mismas, desde el celuloide empleado para registrar la imagen, pasando por la óptica (lentes y objetivos) e incluso los sistemas de proyección de los cines.
En cuanto al sonido, existen muy diversos tipos de presentaciones, desde la tradicional monofónica hasta los modernos sistemas de sonido digital multicanal.
En este artículo veremos la evolución de los formatos de imagen y sonido desde la aparición del cinematógrafo a finales del siglo XIX hasta nuestros días.
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El formato del cine mudo |
En los primeros años del cine, durante la época muda, los cineastas usaron ya la película de 35 mm como formato estándar. La proporción de la imagen entre el largo y el alto, en inglés Aspect Ratio, era ya en la época 1.33:1, aunque bien es cierto que pioneros como Edison y los Hermanos Lumière no empleaban exactamente el mismo formato, pues la película Lumière empleaba una perforación redonda por imagen, frente a las cuatro perforaciones rectangulares de la película Edison (las perforaciones son los agujeros a cada lado del fotograma en el negativo y que posibilitan el arrastre por tracción de la película; cuantas más perforaciones, más grande será el negativo sobre el que se rueda y la calidad de imagen será mayor). En 1909, en una conferencia internacional, se seleccionó la película Edison, prácticamente idéntica al 35 mm actual, sobre la que se inscribiría una imagen de 24 mm por 18 mm al formato 1.33:1. La película de Lumiére tenía una imagen de igual formato pero ligeramente más grande y con un mecanismo de tracción más estable.
Aquí vemos el negativo de 35mm con 4 perforaciones de la
época muda, en el cual la imagen lo ocupa por completo.
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Academy Standard Flat |
El año 1927 tuvo lugar el nacimiento del cine sonoro y ello significó un cambio en el formato cinematográfico dado que la pista óptica lateral - impresa en las copias de exhibición - triunfó rápidamente sobre los discos sincronizados. Al reducir en unos 2,5 mm la anchura disponible para la imagen, la introducción de esta pista condujo inicialmente a una imagen casi cuadrada, 1.25:1 aproximadamente. Este formato fue usado por ejemplo en Bajo los Techos de París de René Clair en 1930 o en Marius de Alexander Korda en 1931. Durante el periodo intermedio entre 1927 y 1931 convivieron distintos formatos con diferentes aspect ratios, como por ejemplo M, el vampiro de Dusseldorf de Fritz Lang, que tiene un aspect ratio de 1.17:1 - 1.19:1, e incluso siguieron rodándose películas mudas con un aspect ratio de 1.33:1 durante unos años dado que algunos cineastas, como Charles Chaplin, eran reticentes al cambio al sonoro.
Las majors no llegaron a un consenso acerca del aspect ratio a usar hasta el años 1931; a partir de entonces todas las películas tuvieron el mismo aspect ratio de 1.37:1. Se rebajó la altura de la imagen, fijada finalmente en 21 mm por 15,3 mm. Este formato 1.37:1 (a menudo se habla de 1.33 por analogía con el antiguo formato del cine mudo) sería durante más de veinte años el formato universal del cine y recibió como tal, la denominación de Academy Standard Flat.
Aquí podemos ver cómo la imagen quedó reducida en
un principio por la inclusión de la pista óptica de sonido
(a la derecha, entre las perforaciones y la imagen).
Y aquí tenemos el negativo de 35mm tal y como hoy
lo conocemos, con la altura rebajada con respecto
al primer negativo sonoro.
Este nuevo formato, prácticamente el único existente hasta 1952, se convierte de este modo en referencia para todas las películas en todo el mundo, usándose en clásicos como King Kong, Lo que el Viento se llevó, Casablanca o Ciudadano Kane, sólo por citar algunos de los títulos más representativos. Debido a la gran semejanza de las proporciones del formato con las de nuestros televisores (1.37:1 frente a 1.33:1), estas películas nunca tendrán bandas negras horizontales en sus pases televisivos.
Al mismo tiempo que se estandarizaba este formato por la Academia Norteamericana de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, los grandes estudios comenzaron a hacer experimentos con otros, especialmente de 56, 63 y 70 mm. Sin embargo, la gran depresión hizo que nunca llegasen a desarrollarse a fondo puesto que implantar un nuevo formato implicaba cambios en los sistemas de proyección en las salas, con unos altísimos costes. El más famoso de estos efímeros formatos, apadrinado por la Fox, fue llamado Grandeur, y utilizaba película de 70 mm. En él se rodó una de las dos versiones de The Big Trail de Raoul Walsh, mientras que la otra versión se rodó simultáneamente en el Academy Standard Flat, precisamente por los problemas de incompatibilidad del Grandeur.